Los que entrenamos con la finalidad de ganar masa muscular
normalmente llevamos a cabo sesiones de entrenamiento sobrehumanas,
hacemos incapié en el ejercicio cardiovascular para mantener un índice
de grasa bajo y llevamos una alimentación equilibrada y adaptada a
nuestros objetivos y utilizamos suplementación para que nuestro cuerpo
esté siempre en un estado anabólico óptimo.
Pero hay un aspecto que muchos deportistas, culturistas o aficionados pasan desapercibido a la
hora de planificar nuestra puesta en forma. El descanso. Nada de lo que
he comentado anteriormente será 100% efectivo si no damos al descanso la
importancia que se merece.
Durmiendo liberamos hormonas.
El motivo por el que el sueño influye en nuestros resultados a la
hora de ponernos en forma es porque nuestro cuerpo cuando dormimos
libera hormona de crecimiento. Durante el rato que estamos durmiendo es
el momento del día en el que más cantidad de esta hormona de crecimiento
está estrechamente relacionada con el crecimiento del tamaño muscular,
tu objetivo es maximizar esta hormona todo lo que puedas.
Los hombres que duermen menos tienden a notar un declive en sus
ganancias de masa muscular, así como a mostrar niveles más altos de cortisol.
Reparación muscular.
Este proceso, que se realiza mientras duermes, muestra más la
independencia entre el crecimiento muscular y el sueño. Cada vez que
entrenamos con cargas en el gimnasio y sobrecargamos los músculos,
creamos pequeñas microfisuras en el tejido muscular. Cuando estas
microfisuras se reparan durante los periodos de descanso es cuando notas
fuerza y aumento de tamaño; por lo tanto, privarte de las ocho horas
diarias de sueño disminuye tu capacidad de desarrollo muscular.
Mantenimiento metabólico.
Si esperas aumentar masa muscular sin ganar grasa
corporal en el proceso o buscas eliminar tu exceso de grasa manteniendo
el nivel de músculos que tienes, debes asegurarte que tu metabolismo
funcione correctamente. Para ello, tu cuerpo debe reaccionar
saludablemente al consumo de carbohidratos, mantener un alto índice
metabólico y mostrar un buen sistema de hambre y apetito. Sin embargo,
cuando duermes poco todos estos factores se alteran, comenzando por los
niveles de azúcar en la sangre, que te llevan a un estado similar al de
la diabetes.
Finalmente, la falta de sueño tiende a suprimir la hormona tiroidea,
que es el regulador principal del número de calorías que quemas
diariamente.